En la mesa no se juega, en la calle no se juega, en el coche no se juega, en el médico no se juega… No se juega en demasiados sitios y para los niños eso es muy difícil de entender. Por eso, desde Calasanz Santurtzi queremos revalorizar la infancia y darle al juego la importancia que se merece.
Como sabemos, los niños de 0 a 6 años tienen la necesidad y el deber de jugar, y es que es su forma natural de comunicarse, de aprender, de relacionarse, de descubrir su entorno natural más cercano. Y es que el niño no juega para aprender, pero sí que aprende jugando. Con esto no queremos dar a entender que los niños están jugando desde que entran a las 9 de la mañana hasta que salen a las 5 de la tarde, porque como en casa, hay que dosificar y hay momentos para jugar, para aprender, para socializar, para enamorarse con la lectura…
Los maestros entendemos los ritmos biológicos de vuestros hijos e hijas, sus necesidades, inquietudes, emociones e intentamos darles herramientas para que aprendan a gestionarlas ellos solos: a veces, mediante el juego, y a veces, usando otras estrategias.
Para aquellas personas que pudisteis asistir a la formación de Mar Romera sobre el juego y la escuela, y para aquellos que no, nos gustaría dejaros un pequeño fragmento de la definición del maestro que hizo Mar:
“La maestra o el maestro son el referente en el que me veo, el que me acompaña, me cuestiona, me pregunta, lo aprendo, está a mi lado y permite que me equivoque, me caiga, que fracase, pero que me quiere igual si me caigo como si no me caigo. El docente me enseña cosas que le apasionan y consigue que yo me apasione con lo que podemos aprender juntos, pero el docente no es un hombre orquesta, no jugamos al entretenimiento, porque ni la escuela es un parque de atracciones, ni la escuela es un circo.”
¿Cómo nos aseguramos los maestros de Calasanz de que los niños y niñas encuentren respuestas y se sientan acompañados de verdad? Hay diferentes formas según la edad de los mismos. Una de las estrategias en las que creamos un vínculo con ellos es mediante la acogida personalizada, en donde nos cuentas sus inquietudes, lo que les preocupa, malestares, lo que necesiten, y nosotras les escuchamos de manera muy activa, es la forma de que se sientan escuchados y valorados. Mediante el panel de los sentimientos, nuestro alumnado es cada vez un poquito más consciente para identificar en qué estado emocional se encuentra de acorde a ese momento, desarrollando un vínculo real entre la situación y su estado emocional. Realizamos momentos de acogida en grupo o “korroa”, en donde ponemos en común curiosidades, hechos, futuros planes, y actividades y contenidos relacionados con lo que trabajaremos. Los momentos de sintonía han demostrado que son realmente momentos muy importantes, significan el cambio consciente entre espacios, y por consiguiente, de momentos. Además de eso, la andereño siempre escucha, acompaña, orienta, a veces incluso con “estar ahí” ya es suficiente. Se trata de una figura de apego muy importante para ellos después de la familiar, pues somos esa figura que, junto con ama y aita, buscan lo mejor por y para el bien de nuestros “no tan pequeños”. Queremos lo mejor para ellos, queremos que aprendan, queremos que sean buenas personas, pero sobre todo, queremos que sean ellos mismos, auténticos, independientes, autónomos. ¿Se os ocurre mejor manera que jugando?